
El gran descaro del PSOE y PP por conseguir la máxima abstención en las próximas elecciones
La política española se divide en izquierda, derecha y centro.
La izquierda y derecha siempre se han encargado de aniquilar al centro, tan solo hay que irnos a la Guerra Civil española. Entonces, las políticas de polarización provocaron una contienda entre todos los españoles.
El bien y el mal se ha usado como estrategia para dividir a la sociedad. Pero ¿Quién es el avatar del bien y quién es el ejecutor del mal? pues de eso se ha tratado, el de confundirnos haciéndonos creer que uno es el mesías del bien y el otro el verdugo del mal. Y según dónde se elija, siempre se dirá que se está en el lado del “bien” porque desafortunadamente la motivación de la política negra es provocar que odiemos a los que no piensan igual a nosotros. O, dicho de otra forma, que subestimemos a los que no tienen nuestras mismas necesidades.
La nueva guerra del siglo XXI es conseguir la máxima abstención en las urnas.
Los españoles estamos asistiendo a la “guerra del bulo”.
Acudir a los llamados que el Psoe y Partido Popular hacen para provocar la abstención de los españoles, se ha convertido en la nueva guerra. No son las débiles propuestas o las faltas de políticas asistenciales, sociales y económicas del otro, no. Para el bipartidismo, consiste en negar la existencia de un partido que representa la moderación, el centro y el liberalismo. ¿Sabéis por qué? porque un gran porcentaje de españoles pertenecen a familias plurales y diversas a las que únicamente el centro liberal las representa.
Las nuevas familias españolas tienen un núcleo con diversos estatus sociales.
El estatus de las nuevas familias en España se distancia de las políticas de izquierda y derecha. Encuentran su espacio en el centro identificándose bastante con el liberalismo. La evolución y la conciencia colectiva de la sociedad ha derivado al respeto y a la tolerancia que en vez de dividir a la familia, los une.
La llegada de Ciudadanos a nuestro panorama político hizo que estas nuevas familias encontraran su representación. Entonces se dispararon todas las alarmas. Para el bipartidismo la aritmética jugó en su contra. No les convino para nada que las personas que durante años permanecían en la abstención, salieran a votar.
Proclamar a Ciudadanos como “muerto”, el PSOE y PP consiguen devolver a las personas a la abstención.
Hay un 36% de españoles que no habían encontrado su representación en ningún partido hasta la llegada del centro liberal.
Al bipartidismo les conviene que haya abstención. Eso nadie lo dice, pero no hace falta ser unas lumbreras para descubrirles el plan. Hagamos un símil con la siguiente ecuación.
En un pueblo de 20 habitantes, se tiene que elegir a su alcalde y para ello hay 3 candidatos: El partido A, el partido B y el partido C. Durante la campaña los partidos A y B se ponen de acuerdo en lanzar el bulo de que el candidato C no existe, que está muerto. De esta forma, ambos candidatos consiguen que los 7 habitantes que iban a votar al candidato C se abstengan de votar. En las urnas, solo se recogen 13 votos y son los únicos que valen para el recuento. Los 7 habitantes que no votaron no se suman para el recuento, su voto no existe porque no entró en la urna.
Se acaba la jornada electoral y llega la hora de contar los votos.
Dentro de la urna se encuentran 13 papeletas que se corresponde a la resta de las 7 abstenciones de los 20 habitantes llamados a votar. Al abrir las papeletas 2 son nulas (rayadas o confusas) y 3 en blanco. Han quedado 8 papeletas validadas de las que 5 fueron para un partido y 3 para el otro. El que obtuvo los 5 votos es el ganador de las elecciones de un pueblo de 20 habitantes y es proclamado ganador por mayoría. ¿Qué hubiese pasado si los 7 que se abstuvieron hubieran ido a votar?
Ahí os lo dejo.