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Gestación subrogada

El gran espectáculo que se hace sobre la gestación subrogada.

Pocas veces hemos visto en la sociedad española que las dos grandes Españas sean capaces de llegar a un consenso sobre cualquier asunto.

Los liberales pertenecientes a esa Tercera España vemos con hastío como en múltiples situaciones, uno de los dos bandos simplemente se dedica a esperar a ver qué dice “el de enfrente”, para saber cuál debe ser su opinión al respecto. Por supuesto, la contraria.

Hoy la Gestación Subrogada está en boca de todos. Y por una extraña vez, asistimos a un espectáculo inédito: las dos Españas se han puesto de acuerdo en algo. Pero ¡ay de vosotros, incautos! si os creéis que se han puesto de acuerdo para atender al interés general, o para favorecer las libertades individuales de los ciudadanos. No.

Como ocurre con el reparto de jueces, control de televisiones, o adjudicación opaca de contratos, se han puesto de acuerdo para ir en contra de los principios básicos de la sociedad liberal, esto es, la implantación de mi modelo de mentalidad a la tuya. Y si no te gusta, te aguantas, que la Democracia soy Yo.

Yo soy una persona adoptada.

Permítanme dar mi opinión al respecto. Yo soy una persona adoptada. Mis padres biológicos me abandonaron nada más nacer, y tuve la suerte de que me encontrara una familia que no podía tener hijos, que me adoptó bien temprano. A sabiendas de que en los orfanatos de este país hay miles de niños, veo ilógica la opción de la GS. Pero entiendo, más que sobradamente, que una GS regulada y garantista no subyuga los derechos de nadie en favor de otro.

A mayores, también entiendo que no todo el mundo debe compartir mi visión ideológica de las cosas (en este caso, que yo no tendría un hijo por GS), y, por ende, soy una de las personas que acepto que si alguien quiere tener un hijo mediante la GS, debe poder.

Este tema se agrava aún más cuando nos damos cuenta de que la actitud del Estado para facilitar la adopción de niños, es paupérrima, por no decir lamentable.


Personas perfectamente aptas para adoptar un niño se pueden tirar años en procesos burocráticos. Por no decir que ya ha habido voces (la última que recuerdo, la de Susana Morales, jurista especializada en infancia) que denuncian que miles de niños están en orfanatos y ni siquiera se habilitan medios para su adopción.

Es vergonzoso ver como este estado anti-liberal por completo, reprime por un lado el derecho a recurrir a la GS a las familias, para luego, a la vez, reprimir el derecho de los niños huérfanos a ser adoptados.

Espero que algún día nos demos cuenta de la importancia de no avanzar hacia un estado de moral unificada, hacia una “mente colmena estatal”, y empecemos a avanzar hacia ese estado Libre, de personas que toman decisiones según su propia moral. A fin de cuentas, como en la Eutanasia, la GS no es una obligación en los Estados en la que es legal. Solo una opción más.

Gonzalo Rubio

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