
El nuevo Ciudadanos ya no es lo que fue
¡Luces, cámara… ACCIÓN!
Todos los focos eran para el.
He estado en muchos conciertos y se como se mueven los fans detrás del ídolo. Albert Rivera era un ídolo de entre las masas, una estrella dentro de la política. Su cadencia, su ritmo y su flow nos emocionó a todos.
No confundamos ser una estrella con ser un líder, aunque para ambas cosas se requiere tener un don.
Sin duda Albert fue una gran estrella pero dejó muy claro que líder nunca lo fue. No hace falta daos ninguna prueba.
Ciudadanos afortunadamente ya no es lo que fue. Cuando Albert dejó el escenario a mitad de su concierto muchos lo lamentaron creyendo que se marchaba un líder. Un líder nunca se marcha, se van los divos y esa categoría solo lo ostentan las grandes estrellas.

¿Fue Ciudadanos un club de fans?
¡NO! pero sí hubo quienes se lo creyeron. Pero cuando se percataron que Ciudadanos es un partido político y que en vez de idolatrar se tenían que arrimar a trabajar, la mayoría de fans se marcharon, aunque algunos siguen ahí esperando a que surja de nuevo una estrella.
La buena noticia es que Ciudadanos ahora sí tiene una líder. Una líder que no está dispuesta a abandonar como cual diva cuando no le parezca divino que no se le aplauda o no sea la ganadora o favorita del Talent Show. Ese complejo va mas en el perfil de otro.

La estrella abandonó, la orquesta desertó, los focos se apagaron y el publico se marchó.
Toda estrella tiene derecho a elegir sus bolos tanto cuantos quiera hacer como el dejar de hacerlos. De la misma forma que los músicos de una orquesta pueden elegir para quién seguir tocando. Y eso fue lo que sucedió.
El mejor proyecto político que España necesita, el único capaz de enfrentarse a la corrupción del bipartidismo, fue tomado por una compañía de “talentosos” que querían tener su momento de gloria, la que no habían conseguido en ninguna parte. De la misma forma que no se puede hacer futing en una piscina, tampoco se pueden hacer espectáculos en política.
La política es seria, al menos debería serlo, por que quien se adhiere a ella tiene la gran misión de servir y el servicio es un estado de conciencia que no se adquiere, se nace.
Algunos usaron a Ciudadanos como una lanzadera al éxito.
Fueron muchos los que encontraron en Ciudadanos la oportunidad de su vida, no les importaba su ideario ni el servicio, si no el auge de un partido nuevo que podría catapultarlos a la fama. Llegaron militantes anónimos que venían recorriendo la política sin reconocimiento alguno, de izquierda, de derechas… ¡qué más daba! lo que importaba era conseguir ser miembro de la orquesta de la estrella del momento y después, ya si eso.
El nuevo Ciudadanos ya no es lo que fue. Afortunadamente.
Aunque aun quede reminiscencias de esa orquesta (arribistas) que exigen que salga otra “estrella”, Ciudadanos tiene el deber de lidiar con esa presión, que no es mas que de unos pocos. Y si de deber hablamos, que no quepa la menor duda que el nuevo Ciudadanos es de lo que más entiende.
Al partido Liberal no solo lo coparon “los talentosos”, afortunadamente hay políticos de verdad que entienden que trabajar para mejorar la calidad de una sociedad, se requiere muchas veces bajar a las máquinas a echar carbón.
Los nuevos contratos para “la compañía de los talentosos” les exige renegar de Ciudadanos.
Es obvio que Ciudadanos ya no es lo que es, y por suerte nunca jamás lo será. Estaréis de acuerdo conmigo que lo más patético que pueda haber en un ser humano es el de renegar de su cuna pero aún más dilapidar contra ella.
Cuando Albert Rivera desertó, muchos de los que vivían de su luz se apagaron y perdieron el eje de su política, que básicamente dependían de la de él. Obviamente a falta de luz pasaron a ser invisibles en el partido naranja, completamente irrelevantes. Ante esa situación, que para muchos de ellos les supuso un golpe insuperable, renegaron de Ciudadanos con la excusa de culparle de haber cometido “errores”, de esta forma cumplían lo estipulado con su nuevo contrato.
Arribar a un partido de centro requiere tenerlo muy claro, por que lo que no se puede pretender es intentar hacerlo virar a la izquierda o a la derecha porque si se hace, la inercia natural lo atraerá a su centro.
Si lo que se quiere es un espectáculo, siento decirte que Albert Rivera y su orquesta ya no están. Pero más siento decirte que Ciudadanos ni una estrella más acogerá.
Y si lo que quieres es trabajar por mejorar España integrando a todos los ciudadanos para formar una sociedad con oportunidades, justicia y libertades... déjame decirte que estás en el lugar correcto.


No es fácil, pero sí posible; se requiere de mucha valentía y tesón y un corazón naranja muy fuerte e incorruptible. Se necesita una conciencia centrista liberal sin ningún titubeo que tiente a la confusión. Hay que trabajar con voluntad, duro y constante porque además de luchar por combatir el paro, la pobreza, la corrupción; y por mejorar la salud, la educación, la economía y las oportunidades; también hay que lidiar con “la compañía de los talentosos” que no cesarán de acosar a Ciudadanos por que sus nuevos productores les exigen cumplir su contrato.
