
Inés Arrimadas da un ejemplo de liderazgo y no huye cobardemente.
Un buen líder jamás se rinde por que aniquila la moral de su gente.
Los españoles nunca hemos encajado bien que alguien que pretenda gobernar, ya sea, un municipio, una comunidad o un país, carezca de sangre ante las adversidades y deje de perseverar ante cualquier obstáculo por que eso genera desconfianza y al final, todo se cosecha en las urnas. Resumiendo ¿Pa’ qué votar a un blandengue?
El coraje es un rasgo imprescindible en un líder, y me refiero al porte, a la autoridad natural sobre sí mismo, esa facción necesaria que hace que consiga trasmitir seguridad.
Voluntarios para sentarse en el trono hay muchos. Las luces, las cámaras y la popularidad son un atractivo para quienes son vulnerables a la adulación que a la mínima que la sociedad les dice “ya no eres bonito” abandonan en un zig zag a todo su reino, vamos ¡que se piran!.
Os daré una primicia ¡En política no hay reinos!
Equivocados están quienes se creen que liderar consiste en concentrar todo el espíritu para animarle a el. ¡No señores! un buen líder es aquel que consigue animar a todos por el mismo espíritu.
Todos sabemos que el terreno político es un baldío de permanente lucha en dónde varios líderes con su respectivos equipos se lo disputan. Por eso es muy importante a la hora de elegir a un líder no confundir la cobardía con la modestia ni la valentía con la arrogancia, por que ante situaciones adversas “un líder que dimite es un cobarde y un líder que se queda es un valiente“.

La autoridad es una exigencia natural de la sociedad.
La sociedad no sobre vive sin esta condición humana, por eso está en la naturaleza de los seres humanos exigirla por que si no, no hay nada que los salve de las injusticias. En otras palabras, sin un líder que contenga las batidas, se muere. O dicho de otra forma, con un líder que huye, se os comen.
Ciudadanos tiene una líder que no le tiemblan las faldas.

Inés Arrimadas lidera la gran misión de refundar un partido durante una travesía nublosa. Recordemos que no es el primer partido en la historia política de España, que se ve obligado a refundarse, el Partido Popular en 40 años lo ha tenido que hacer 3 veces.
Inés Arrimadas, ha tenido la mala suerte de haber heredado un “ejército” donde algunos soldados han estado acostumbrados a ser chambelanes de un reino en vez de combate. No se sabe a cuántos reclutará y cuantos se alistarán, pero de lo que si se puede predecir, es que los Chambelanes desertarán.
